FÚTBOL | En el primer tiempo, Andújar le atajó un penal a Herrera y a los 35m. el uruguayo Salgueiro puso el 1-0. En el segundo tiempo, fue expulsado Alayes y debió aguantar casi media hora con uno menos. Gimnasia LP no supo aprovechar ninguna ventaja.
Poco y nada habían entregado tanto Estudiantes, como Gimnasia y Esgrima en los primeros minutos del clásico platense. Mucha lucha en el mediocampo y escasez de ideas para armar el juego eran el denominador común en ambos equipos. El ‘Pincha’ quizás exhibía una mayor actitud, pero carecía de profundidad. El ‘Lobo’ especulaba con algún error defensivo de los dirigidos por Simeone.
En el conjunto que hizo de local, no aparecieron sus conductores -Verón casi no entró en juego y tampoco Benítez pudo hacerse con la pelota- y entonces sus delanteros Maggiolo y Pablo Piatti quedaron desabastecidos de juego. Y en los visitantes, la premisa fue mantener el orden táctico. En consecuencia, el espectáculo brilló por su ausencia dentro del campo y sólo se vio en las coloridas y colmadas tribunas del Estadio Único platense.
Hasta que a los 25 minutos se produjo un quiebre en la monotonía futbolística del partido. A los 24m. llegó un pelotazo casi intrascendente al área de Estudiantes, erró su despeje el zaguero Alayes, tomó la pelota Germán Herrera y nuevamente Alayes se equivocó, le cometió una falta y el árbitro Baldassi -muy cerca de la jugada- no dudó en sancionar el penal.
Un minuto después, el propio Herrera ejecutó el tiro desde los doce pasos, con un remate fuerte junto al palo derecho. El arquero Andújar adivinó la intención del atacante y rechazó su remate, pero el rebote quedó dentro del área. Herrera volvió a disparar, pero el arquero tapó con sus pies; nuevamente la pelota le quedó al atacante ‘tripero’, quien sacó otro disparo fuerte al primer palo y volvió a responder Andújar, desviando al córner y convirtiéndose en la gran figura de la cancha.
Pese al importante sacudón anímico a su favor, el ‘Pincha’ siguió sin encontrar el rumbo. Pero a los 35 minutos, esta vez se equivocaron los defensores de Gimnasia, el uruguayo Salgueiro no desaprovechó la ocasión y estableció el 1-0.
Un minuto más tarde, por si quedaban dudas, Andújar volvió a demostrar que fue el mejor jugador de la cancha, al rechazar al córner un complicado remate de Ignacio Piatti. Si bien no fue superior, Estudiantes se fue al entretiempo con el dulce sabor del triunfo, nada menos que en el clásico. La justificación de la victoria tiene nombre y apellido: Mariano Andújar.
En el segundo tiempo, crecieron las figuras de Estudiantes. Verón entró mucho más en contacto con la pelota (a los 16 minutos se ganó todos los aplausos con una lujosa habilitación de “rabona”) y aportó un gran despliegue para acompañar tanto los ataques como los movimientos defensivos de su equipo. Pero los de Simeone parecían predestinados a sufrir hasta el final. A los 18 minutos, Alayes cometió una fuerte infracción y vio la tarjeta roja.
Sin embargo, el ‘León’ supo aguantar con temperamento e inteligencia la desventaja de un jugador y desnudó las dificultades de Gimnasia para generar fútbol. Los dirigidos por Falcioni atacaron, más por su obligación de hacerlo que por propias convicciones. Así chocaron nuevamente contra una verdadera demostración de garra y de esfuerzo colectivo, en el que brillaron todos: desde Andújar hasta el último de los integrantes del equipo.
Estudiantes volvió a quedarse con el clásico platense y festejó ante su clásico rival. Esta vez, no fue con un festival de fútbol y goles, como en aquel recordado 7-0. Esta vez, fue con sangre, sudor y lágrimas de emoción.
Fuente: Télam.