FÚTBOL | El conjunto dirigido por Alejandro Sabella se impuso al de Gustavo Alfaro con goles de Hernán Rodrigo López, a los 29 y 42 del complemento, y se consagró campeón del torneo Apertura.
El uruguayo Hernán Rodrigo López, reemplazante de Juan Sebastián Verón en el segundo tiempo, marcó los dos goles de la consagración a 16 y 3 minutos del final de un partido vivido con angustia y tensión de parte del público platense.
El héroe de la tarde, justamente un ex Vélez Sarsfield, postergó las ilusiones de un desempate entre Estudiantes y el conjunto de Liniers, que terminó segundo a dos unidades del campeón, después de ganarle a Racing en Avellaneda.
Con una campaña de 14 victorias, tres empates y dos derrotas, el Estudiantes de Alejandro Sabella sumó 45 puntos y se transformó en uno de los campeones más eficaces de la década, al igualar la marca del San Lorenzo de Ramón Díaz (Clausura `07) y quedar sólo por debajo del mismo equipo dirigido por el chileno Manuel Pellegrini (Clausura 2001, 47 unidades).
Es la tercera conquista desde el regreso de su líder futbolístico y espiritual, Juan Sebastián Verón, a mediados de 2006, tras las consagraciones en el Apertura de ese año y la Copa Libertadores de América de 2009.
Estudiantes jugó el partido de la definición mimetizado con el estado anímico de las tribunas. Arrancó contagiado por el entusiasmo de los cánticos de buenos augurios que dominaron la previa.
Por eso, su mejor momento coincidió con los primeros 25 minutos de juego cuando el equipo arrinconó a su rival en campo propio, impulsado por el estímulo de lo que estaba en juego.
En ese lapso, tuvo las dos mejores ocasiones: un remate de Enzo Pérez desde el vértice derecho del área que despejó Cristian Campestrini (11m.) y un cabezazo alto de Gastón Fernández en el área menor (23m.).
Pero el gol de Vélez en Avellaneda y el paulatino ordenamiento de Arsenal en el campo anestesiaron tanto al equipo de Sabella como a los hinchas en las tribunas.
Entonces, el primer tiempo se consumió con un desarrollo parejo, de dominio repartido y sin ocasiones de riesgo, en el que Arsenal se movió con mayor frescura.
Sin cambios en su formación, Estudiantes comenzó el segundo tiempo con la seguridad de que cada minuto que pasara con el marcador cerrado aumentaría la tensión.
Con el empuje de Verón, pero sin claridad en el juego, el equipo local recuperó el dominio de la pelota y Campestrini conjuró el primer intento ofensivo, que fue un remate colocado de Enzo Pérez, desde una posición sin ángulo desde el costado izquierdo del área.
La preocupación, una sensación instalada en el estadio desde hacía rato, se acrecentó con la salida del capitán, con una molestia muscular en los gemelos.
El uruguayo Rodrigo López, su reemplazante, ingresó como un segundo delantero; Leandro Benítez se colocó junto a Rodrigo Braña como doble cinco y Pérez quedó como encargado de la creación.
Una buena jugada del mendocino, quien habilitó a Fernández dentro del área, levantó al público cuando el remate del ex River fue controlado en dos tiempos por el arquero (18m.).
Desde entonces, Estudiantes aumentó la intensidad de su ataque con la incursión de los laterales volantes: Gabriel Mercado, por la derecha, y Marcos Rojo, por la izquierda.
El caudal de centros al área rival aumentó considerablemente pero ningún cabezazo resultaba certero. Lo perdieron Federico Fernández, López y Leandro Desábato en un pasaje de 10 minutos.
Entre rezos, súplicas y miradas desesperadas en las tribunas, un nuevo envío cayó en el área de Arsenal, López cabeceó en dirección al arco y Fernández -parado frente a Campestrini- provocó el estallido con una mímica de un remate que no logró conectar, pero que sirvió para descolocar al arquero.
Ya sin la angustia del cero pero tampoco con el relajo del goce, Estudiantes trabajó el partido con el pitazo final como única obsesión.
Arsenal, mejor preparado para aguantar que atacar, nunca puso en riesgo la victoria que, finalmente, tuvo un margen mayor cuando López conectó otro cabezazo que aseguró el título y desató la fiesta de la consagración sobre el final.
Fuente: Télam.