| Argentina empató sin goles con Chile, en una discreta actuación que marcó la presentación del equipo conformado por el entrenador Alfio Basile con totalidad de futbolistas del plano local en el estadio Malvinas Argentinas, de Mendoza. Durante el partido los dirigidos por Basile casi no tuvieron oportunidades claras para marcar. La más notoria fue un remate de Belluschi que se estrelló en un palo en el segundo tiempo.
Se concretó anoche la segunda presentación de un seleccionado argentino en suelo mendocino después de 27 años no cumplió con las expectativas que, anoche, llevaron a 42 mil espectadores hasta el estadio mundialista.
El comienzo del seleccionado argentino fue auspicioso, ya que hegemonizó el manejo de la pelota y la mantuvo siempre lejos del arquero Juan Pablo Carrizo.
Con un manejo prolijo en la mitad de la cancha a partir de los movimiemtos sincronizados de Christian Ledesma y Fernando Belluschi, más la movilidad de Daniel Montenegro, el mejor de los locales en la primera etapa, le bastó a la Argentina para hacerse fuerte del medio hacia arriba.
Claro que el aporte ofensivo pasaba casi con exclusividad por los pies de Rodrigo Palacio, puesto que Mariano Pavone se entregaba mansamente a la marca combinada de Sebastián Roco y Miguel Riffo, los centrales del equipo de Nelson Acosta.
Las chances de gol merodearon casi hasta la media hora el arco de Miguel Pinto, aunque siempre faltó el toque de precisión o la sutileza que clarificara la jugada en los últimos metros.
Esto le permitió a los visitantes empezar a tomar confianza en su propuesta y de a poco fueron torciendo el rumbo del partido.
Como primera acción los chilenos comenzaron a recuperar la pelota apenas los argentinos pasaban la mitad de la cancha y a administrarla con propiedad, sin regalarla de inmediato. Y una vez que pasaron esa etapa se animaron a atacar, con la claridad de Jorge Valdivia y la peligrosidad del calvo delantero de Colo Colo, Humberto Suazo.
Esto les permitió disponer de un par de muy buenas ocasiones mano a mano con Carrizo que el arquero ganó, tal como ocurriera el pasado domingo en el superclásico frente a los delanteros boquenses.
Pero como la Argentina había perdido la pelota, tuvo que empezar a trabajar para recuperarla, y allí se notó un déficit importante, ya que debió recurrir muchas veces a la falta táctica o los roces más cercanos a la infracción que a la normalidad del juego para consequirlo.
Así se diluyó entonces el primer tiempo, entre asperezas y decepciones para el público mendocino que colmó el estadio mundialista con la esperanza de ver un espectáculo y un equipo mejor.
El segundo período arrancó con las mismas características del primero, ya que la Argentina volvió a apropiarse de la pelota y a manejarla con soltura hasta tres cuartos de cancha, aunque allí se bajaba el telón y salvo algún intento individual de Montenegro, poco era lo que producía.
Precisamente de una de esas acciones del 'Rolfi' llegó la mejor opción de la Argentina en todo el partido. Iban apenas cinco minutos y al enlace de Independiente lo derribaron en el borde del área chilena.
El tiro libre lo efectuó Daniel Díaz y el rechazo a medias de Pinto fue tomado por Belluschi, cuyo remate se estrelló contra el palo izquierdo del arco visitante.
Después de esa acción lentamente los locales empezaron a caer en las imprecisiones de la parte final de la primera etapa. Se notaba que necesitaban un revulsivo que llegara desde el banco de suplentes para renovar las expectativas. Y ese cambio se produjo sobre los 17 minutos, cuando Ezequiel Lavezzi reemplazó al ya apagado Palacio. En un par de acciones el atacante de San Lorenzo creó más peligro que Palacio en 60 minutos.
Claro que simultáneamente con el ingreso de Lavezzi salió Montenegro, reemplazado por Neri Cardozo, lo que le quitó al 'Pocho' la posibilidad de contar con un socio como para aprovechar su velocidad. Por eso Chile volvió a recurrir a su ritmo cansino cuando la pelota se la prestaba Argentina y las opciones cerca de los arcos se esfumaron definitivamente.
Es que Humberto Suazo, el mejor de los visitantes, se debatía en soledad por las inmediaciones del área de Carrizo, en tanto la Argentina ya no sabía como hacerle llegar la pelota a Lavezzi. Y el final dejó abierto un amplio interrogante que solamente el tiempo y el trabajo semanal podrán despejar: ¿Está el fútbol local capacitado para armar un equipo que pueda representar bien a los argentinos en el plano internacional?
Fuente: Télam.