| River debió conformarse con igualar sin goles con la Liga Deportiva Universitaria de Quito como local, por la cuarta fecha del Grupo 6 de la Copa Libertadores de América, y agudizó el adverso momento futbolístico que padece.
Al igual que en sus últimas presentaciones, River fue un conjunto impotente a la hora de convertir las oportunidades de riesgo que generó y terminó abucheado por su público. Frente a unas 25.000 personas, el "Millonario" volvió a ser una sombra del equipo que comenzó el Torneo Clausura 2007 y la competencia regional de clubes con paso arrollador.
La gente por momentos gritó "que se vayan todos, que no quede ni uno solo", emulando el reclamo popular tras la caída del presidente Fernando de la Rúa a fines de 2001, y también pidió el regreso a la entidad de Ramón Díaz, actual técnico de San Lorenzo, el único puntero del campeonato doméstico.
Si bien los dirigidos por Daniel Passarella buscaron con más énfasis la victoria que la Liga, jamás tuvieron el orden, la agresividad ni la serenidad necesaria para vulnerar el andamiaje defensivo de su rival. Y el clima espeso que se vivió en la cancha sólo sirvió para inquietar aún más a los jugadores.
De esta manera, River complicó sus aspiraciones de clasificarse para la siguiente fase del certamen y se mantiene igualado en puntos con el conjunto ecuatoriano -ambos suman cinco unidades, uno menos que el sorprendente líder, Caracas FC. Justamente el equipo venezolano, que logró una resonante victoria frente a River en el Monumental por 1-0 el 8 de marzo pasado, será el próximo adversario del elenco de Núñez en esta competición.
River visitará el 5 de abril a Caracas FC en un encuentro clave para sus ambiciones de seguir con vida en la Copa Libertadores. El dueño de casa, que venía de perder por 1-0 frente a Gimnasia y Esgrima de Jujuy en la cancha de Vélez, salió en busca de redimirse, pero no pudo disimular el adverso momento por el que transita.
River se reiteró en pelotazos al área con la esperanza de encontrar alguna cabeza salvadora que le brindara oxígeno a Passarella y sus muchachos. Pero el conjunto local chocó permanentemente contra la solidez de Arlin Ayoví y Norberto Araujo en la última línea del equipo conducido por el argentino Edgardo Bauza.
Con un Fernando Belluschi ensimismado y poca inventiva de tres cuartos de cancha hacia adelante, River se fue desvaneciendo como el humo de un incienso a medida que avanzaba el encuentro y terminó envuelto en reproches.
El atacante Mauro Rosales estaba jugando bien, o por lo menos era uno de los más punzantes en la delantera, pero el "Káiser" decidió sacarlo para ponerlo a Ariel Ortega, que en apenas 10 minutos aportó poco. River tuvo una ocasión clara a los 39 del primer tiempo, con un remate de Leonardo Ponzio que se fue junto a un palo, y en el complemento Augusto Fernández estuvo cerca de convertir en dos ocasiones seguidas, a los 15 y 17.
A los tres minutos de la segunda mitad se lo perdió Víctor Zapata y a los 18 falló en forma increíble Ernesto Farías, que mandó la pelota por encima del travesaño desde corta distancia.
River no estuvo fino en ataque y cuando Liga se lo propuso -en contadas ocasiones- la pasó mal en defensa también. Los contragolpes del visitante podrían haber lastimado más al dueño de casa si los atacantes de la Liga no hubieran tenido cierta displicencia con la pelota en los metros finales del campo.
De todos modos, el resultado fue justo, porque River no jugó un buen partido y el elenco ecuatoriano hizo méritos como para llevarse un empate del Monumental.