| Independiente fue una sombra y el Sabalero se impuso con goles de Ramírez, Esmerado y Sand en el primer tiempo. Denis descontó para los de Burruchaga, que decepcionaron y fueron silbados en el final.
El germen de esperanzas que trae consigo cada inicio de campeonato derivó decepción para Independiente. Con errores groseros en defensa, tibieza en ataque, bajísimos rendimientos individuales y nula respuesta anímica, los de Burruchaga dieron una demostración inequívoca de todo lo mal que se puede jugar en 90 minutos. Los silbidos con que una gran porción de los más de 30.000 hinchas rojos despidieron al equipo completaron la triste escena inicial para una mitad de Avellaneda. Con un rato de lucidez y oportunismo, Colón se llevó una victoria inobjetable, que hasta pudo ser goleada.
De entrada, las cosas salieron al revés para Independiente. Tanto, que en ocho minutos los santafesinos ya ganaban 2-0, sin más argumentos que una mayor disposición para afrontar cada acción de juego. Las mismas jugadas que derivaron en los goles señalaron un concepto que rigió a lo largo de todo el partido: muy superior en su capacidad de respuesta física y anímica, Colón se impuso en cada rendimiento individual. Como sucedió cuando Sand aguantó la tibia marca de Gioda, giró y sacó un remate que tras ser amortiguado por el defensor le quedó servido a Rubén Ramírez, quien tocó al gol con Ustari ya vencido. Como sucedió cuando enseguida Ustari (se quedó) y Pusineri (perdió la marca) fallaron en un tiro de esquina ejecutado por Centurión y Esmerado sólo tuvo que poner el pie para marcar el segundo gol.
Tan tempranera como sorpresiva, la desventaja fue un golpe imposible de digerir para Independiente. Y como si fuera poco, Colón también dominaba en la puja territorial. Los de Falcioni (fue tratado con indiferencia por los hinchas locales, luego de desteñido paso por el Rojo, la temporada anterior) pisaron fuerte por la vía de una muy buena actuación de sus volantes. Todos se destacaron en lo individual y lo colectivo. Todos con lucidez para jugar la pelota y compromiso para recuperarla. No en vano Colón fue el primero de la máxima categoría en completar su plantel (Goux, Falcón, Teté González y Centurión, los refuerzos, acordaron en diciembre su incorporación). No había equivalencias de ningún tipo entre los dos conjuntos.
Y el colmo para el Rojo (vestido de azul y blanco, para la ocasión) fue el tercer gol visitante, producto de un absurdo desacierto defensivo. En un tiro libre ejecutado por Centurión, Gioda no se entendió con sus compañeros, que habían dado el paso adelante para dejar fuera de juego a los rivales. Se durmió y cuatro hombres de Colón quedaron en posición lícita. Sand batió a Ustari con un cabezazo esquinado y colocó el 3-0.
Independiente jamás logró reaccionar. El rival se replegó y le cedió la iniciativa durante el primer tramo del complemento, pero el equipo de Burruchaga fue casi inofensivo. Una vez más quedó en evidencia su peligrosa dependencia de Montenegro, quien apareció poco y falló un mano a mano que pudo haber dejado el empate a tiro. Rodrigo Díaz e Ismael Sosa reemplazaron a Pusineri y al colombiano Moreno (los dos últimos tuvieron un opaco debut), pero no aportaron soluciones. Ni siquiera el golazo de Denis (definió con una espectacular volea de taco por encima de Tombolini, en un tanto similar al que le hizo a Quilmes, el torneo pasado) despertó a los locales, que jugaron como si su suerte tuviera destino de adversidad con mucha anticipación. Colón se fue con una sonrisa y su vieja ilusión excedente a una pelea por evitar el descenso. ¿Será esta vez?
Fuente: TyC Sports.