| En Córdoba, Nueva Chicago empató 3 a 3 con Belgrano en una final a pura entrega. Perdía 3 a 0 y remontó un resultado increíble en el suplementario. Los de Mataderos tenían la ventaja de haber ganado en el encuentro de ida, disputado el martes en su cancha.
En una final inolvidable por lo cambiante y apasionante, Nueva Chicago ascendió esta noche a la Primera División de la AFA al vencer en tiempo suplementario a Belgrano en el Olimpico de Córdoba por 6-4 en el resultado global.
El cotejo decisivo finalizó 3-3, tras un suplementario que fue fiel al alto voltaje emotivo que se vivió desde el primer chico que se jugó el miércoles último en Caballito.
En el Oeste porteño aquél 3-1 sirvió de sustento para este regreso a la máxima categoría del fútbol argentino que se concretó en escenario cordobés.
Este desquite tuvo una progresión tan infartante como fue el juego, porque por momentos pareció que iba apoderarse del ascenso un equipo y al rato la tendencia se alteraba de un modo electrizante.
El primer tiempo concluyó sin goles, pero sobre el final Belgrano se quedó sin el expulsado defensor Gastón Turús.
El segundo episodio tuvo un cambio rotundo, porque a Chicago le echaron a una de sus figuras, el arquero Daniel Vega, y para Belgrano convirtieron Mariano Campodónico, de penal, y Walter Bustos.
Cerca del epílogo de esa etapa, los celestes se quedaron con nueve futbolistas por la doble amonestación que recayó sobre Germán Noce.
El primer episodio del alargue aportó otros dos tantos a la elevada cuota de dramatismo, uno nuevo de Campodónico, desde los doce pasos, y un cabezazo salvador de Cristian Wernly para la alineación porteña.
La última prolongación dio la impresión de que iba a derivar en una definición desde el punto del penal, pero Chicago supo aproverchar que eran diez contra nueve y celebró los goles del campeonato: el de Lucas Simón y el de Cristian Pellerano.
Al meritorio Belgrano le queda de todos modos una carta más para intentar el regreso inmediato a la categoría principal de la AFA, ya que el miércoles y el domingo afrontará la Promoción ante Olimpo, el primer chico en Córdoba y la revancha en Bahía Blanca.
Belgrano fue claramente el mejor equipo en la primera mitad de este encuentro. Con un resultado negativo en el cotejo de ida los Piratas se hicieron cargo de la imperiosa necesidad de revertir la situación y fueron al frente decididamente en procura del arco del muy eficaz Vega.
Con el paso de los minutos la misión se tornó todavía más compleja para los locales. Más allá de las incursiones ofensivas de Andrés Aimar, preferentemente por la banda izquierda; de alguna situación que generó el inquietante Matías Gigli y del cabezazo que Vega le sacó en forma espléndida a Turús por arriba del travesaño, Belgrano terminó la etapa sin encontrar un camino adecuado para acceder a la valla de los de Mataderos.
El candado que había puesto Rodolfo Motta en defensa se mostró en más de una vez imperfecto, pero igual el primer tiempo finalizó cero a cero.
Los cordobeses estaban mejor ubicados en el campo, tuvieron un curso de acción definido y la posesión monopólica del balón, pero carecieron de claridad y penetración.
Eso sí, la formación dirigida por Carlos Ramacciotti en ese capítulo inicial fue perseverante y a los 28 minutos dispuso de su sexto tiro desde la esquina.
La situación se volvió todavía más apremiante para los celestes sobre la hora del primer período, porque, para contener un contraataque, Turús se vio obligado a hacer uso del último recurso contra César Carranza y en el día de sus cumpleaños dejó a los suyos con un jugador menos.
Cuando los futbolistas se fueron a los vestuarios para el descanso en los rostros de todos los vinculados a Belgrano se advertía una profunda preocupación.
Chicago optó por esperar el error del oponente para definir el pleito mediante alguna réplica, pero el desequilibrante Carranza desaprovechó situaciones muy propicias.
Belgrano insistió, pero pareció que no iba a quebrar a la retaguardia verdinegra y para peor quedaba expuesto porque se notaba demasiado la falta de Turús.
Pero a los 23 hubo una escena clave, porque Campodónico quedó solo ante Vega y el arquero tuvo que cometer el penal. Chicago pagó carísimo esa jugada porque le costó perder a Vega y ese gol fotaleció la esperanza de los cordobeses.
Festejaban unos y a continuación el entusiasmo era de los otros. Hasta que Simón y Pellerano acertaron bajo el arco rival y la tendencia se tornó irreversible. Chicago volverá a competir con los más grandes, como en el '81 y el 2001.