¿Belluschi? Un futbolista veterano y a la vez con aspecto joven, de ésos que el paso del tiempo ha sabido macerar, como a los mejores vinos. Un tipo inteligente que tuvo la humildad de incorporar a su menú las tareas menos confortables (solidaridad en los reagrupamientos, sudor, en una palabra, sacrificio), pero sin declinar las huellas más virtuosas de su ADN: gambeta de dos perfiles, media distancia, atrevimiento y todo para alumbrar a una admirable versión de multicampista. Figurita de moda para los coleccionistas de propuestas al Patón Bauza, el hijo de Los Quirquinchos se revela como un lujo que se dan San Lorenzo y el fútbol argentino en general.
No nos preguntamos por qué Belluschi no juega al lado de Andrés Iniesta en el Barsa ni insinuamos que sea la estación terminal de las virtudes. Simplemente disfrutamos de su juego, de su manera de jugar: útil, linda, integral.
Muchos de nosotros, los cuervos de ley, por momentos nos preguntamos: ¿Por qué Belluschi no está en la selección? Pero si lo pensamos bien, nadie quiere que sea citado. ¿Por qué? La respuesta es simple, no queremos porque en caso de que haya fecha FIFA nadie va a querer que se lo lleven, como alguna vez lo pensamos con Buffarini y con Emmanuel Mas, que en aquél momento, por lejós, los mejores laterales del fútbol argentino.
Varios nos formulábamos este tipo de preguntas: ¿Belluschi? ¿Dónde estaba? ¿No se había retirado? ¿No estaba lesionado? ¿Cuántos años tiene? Y… bien mirada la cuestión, cada casillero tiene su lógica.