Viernes 25 de Junio de 2010, 16:02

Brasil y Portugal empataron y pasaron a octavos

FÚTBOL | El Scratch terminó en la cima del Grupo G aunque en la última fecha no contó con su estrella Kaká, ausente por expulsión, y creo muy pocas situaciones de gol. Enfrente, el equipo de Cristiano Ronaldo, quien volvió a jugar un buen partido, también se ganó el derecho a seguir en el torneo. Ambos esperan rival.

Prometió mucho, entregó poco desde el resultado. Brasil y Portugal empataron sin goles y clasificaron a los octavos de final del Mundial, aunque todavía no saben cuales serán sus rivales, hasta que esta tarde se define el Grupo H, donde España, Chile y Suiza tienen chances de seguir. Brasil arrancó mejor, con dominio del balón y control del juego. A los 5 minutos tuvo su primera aproximación, con un remate de Dani Alves desde fuera del área que salió lejos del palo derecho. Pese a que el empate ya le aseguraba el primer puesto, los brasileños no especularon y salieron a hacer su juego. El mediocampo impuso su presión y buen manejo, Maicon y Michel Bastos se proyectaron por los laterales y así el equipo de Dunga se convirtió en el protagonista principal del partido. Recién a los 17 minutos pudo salir del asedio Portugal, cuando Cristiano Ronaldo desbordó por la derecha y envió un centro a la medialuna del área, donde Tiago empalmó el balón de volea y su remate se fue junto al palo izquierdo. Con el correr de los minutos, los planteos tácticos se acentuaron: Brasil manejó el desarrollo del encuentro a partir de la tenencia de la pelota y Portugal apostó al contragolpe, aprovechando fundamentalmente la velocidad de su máxima estrella, Cristiano Ronaldo. A los 29 minutos, Nilmar apareció por sorpresa junto al palo izquierdo y definió sin marcas, pero el arquero Eduardo subsanó el error de su defensa y alcanzó a tocar la pelota con su mano, el balón dio en el palo y así se salvó increíblemente el conjunto europeo. A esa altura, Brasil ya merecía la apertura del marcador, en tanto que la producción del conjunto dirigido por Carlos Queiroz se había convertido en una mezquina apuesta a la inspiración individual de Ronaldo.