FÚTBOL | Sin Riquelme, el equipo de Russo no tuvo ideas ni juego colectivo. Empató 0-0 y apenas generó una situación de riesgo en todo el primer tiempo. Los rosarinos dispusieron de las mejores chances en el complemento y pudieron ganarlo.
Los jugadores salieron al campo de juego unos minutos antes del encuentro, se pasearon saludando a las tribunas y recibieron los habituales cánticos de aliento, mientras exhibían la Copa Libertadores conseguida hace dos meses en tierras brasileñas ante el Gremio, de Porto Alegre.
Antes del comienzo, hubo un sentido minuto de silencio por la muerte de Roberto Fontanarrosa, un fanático hincha ‘canalla’, que también recibió el tributo de los simpatizantes ‘xeneizes’. Carlos Ischia, el técnico de Rosario Central y ex ayudante de campo de Carlos Bianchi, fue muy saludado por sus ex dirigidos boquenses. Y Diego Maradona, en su palco, fue ovacionado como siempre desde todos los sectores del estadio.
La gran mesa ‘xeneize’ estaba servida para celebrar la primera fiesta del campeonato. Pero hubo un gran ausente, quizás el más sentido por estos tiempos en La Boca: Juan Román Riquelme. Sin su talentoso conductor, el conjunto de la Ribera careció de juego colectivo, sufrió una -por momentos-exasperante falta de ideas ofensivas y apenas generó una sólo situación de riesgo en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Un descuido del fondo visitante dejó en inmejorable posición a Sebastián Battaglia, dentro del área y de frente al arco, pero su remate fue desviado con una reacción espectacular por el arquero Álvarez, en la única jugada que logró sacudir la ‘modorra’ instalada en las tribunas de La Bombonera. Fue recién a los 39 minutos de un primer tiempo más que aburrido.
Evidentemente, Ever Banega -pese a cumplir una buena actuación- no pudo suplir la ausencia de Román. Así, Palermo casi no entró en juego y Palacio, quien casi no fue abastecido, debió ingeniársela sólo para desequilibrar en base a su velocidad por los costados. En síntesis, el conjunto dirigido por Russo fue apenas un combinado de buenas voluntades.
Los rosarinos, en tanto, dominaron por algunos lapsos el control de la pelota y de las acciones, pero también fallaron en los últimos metros y no supieron aprovechar las escasas ocasiones que dispusieron. Así se fue el primer tiempo. Entre bostezos…
Se animó un poco más el partido en el complemento. Porque Central se adelantó unos metros y porque Boca respondió con mayor actitud y asfixió por pasajes a los rosarinos contra su propia área. En consecuencia, se produjeron algunas emociones.
Sin embargo, las más claras fueron para los visitantes: a los 3 minutos, Damián Díaz apareció por sorpresa por el sector derecho del área, remató cruzado y Caranta, con gran reacción, alcanzó a tapar con sus pies.
Y a los 24 minutos, Zelaya bajó la pelota con el pecho dentro del área y, pese a una clara infracción de Morel que el árbitro no sancionó (lo tomó de la camiseta), el delantero definió -siendo molestado- al palo izquierdo. La pelota salió apenas desviada.
Los minutos finales fueron un concierto de desaciertos ‘xeneizes’. El nerviosismo y las imprecisiones evidenciaron una realidad incontrastable: Boca necesita un conductor que, a la vez, sea un talento capaz de romper el molde. De lo contrario, el equipo de Russo deberá quitarse el cartel de candidato.
Fuente:Télam.