| El líder venció al último con goles de Martín Palermo de cabeza (PT 20m) y de penal (ST 31m) y Rodrigo Palacio (ST 6m) y se mantiene a cuatro puntos de Estudiantes. El Cervecero descontó por intermedio de Sebastián Rusculleda (ST 8m), ex Xeneize.
Finalmente, se dio la lógica. Boca, el puntero absoluto del Torneo Apertura, le ganó a Quilmes, el último, preocupado por el promedio y que apenas ganó un partido en el campeonato. Pero más allá de lo que pueda sugerir el 3-1 y de la justicia en el marcador, no todo fue tan fácil para el Xeneize, que en un prolongado pasaje del partido vio peligrar su ventaja.
El arquero visitante, Damián Grosso, supo agigantarse en la porción inicial del encuentro ante un cabezazo de Guillermo Marino y el posterior rebote de Rodrigo Palacio y ante otro remate del volante que coronó una gran jugada colectiva. La respuesta fue un intento de Diego Torres de contra, que terminó desviado.
El trámite estaba claro: Boca atacaba con la tenencia de la pelota sin lograr suficiente profundidad y Quilmes trataba de defenderse y esperar el momento para salir en contra explotando el flanco izquierdo con Torres sin exponerse en demasía.
Hasta que a los 20, la primera ejecución del plan La Volpe dio sus frutos. En una de las varias jugadas preparadas que llevó a cabo en el partido, un tiro libre de Guillermo Barros Schelotto encontró la solitaria cabeza de Martín Palermo por el segundo palo, y éste clavó su testazo a la izquierda de Grosso.
Después, Boca siguió sin lograr plasmar su dominio. La pasó mal cuando Quilmes casi anota por intermedio de Vidal Sosa, quien no pudo empujarla y Morel Rodríguez despejó el balón al córner. Tras el tiro de esquina, Aldo Bobadilla le ahogó el grito a Julio Moreyra. Y sobre el final del período, el Xeneize desperdició un mano a mano en pies de Palacio, quien decidió habilitar a Marino y diluyó la jugada.
Ni bien comenzaba el complemento, a los seis minutos, Boca pareció encaminarse a un triunfo sin fisuras. Palacio recibió aprovechando un error de Moreyra, no desperdició la lenta salida de Grosso y definió por debajo de su cuerpo. Pero entonces el local se confió. Y lo pagaría con sufrimiento.
A los ocho, Fernando Gago perdió una pelota en la mitad de la cancha, el muy peligroso Sebastián Rusculleda -un viejo conocido en La Boca- se la llevó, conectó a Torres con la defensa de Boca desordenada, y éste, muy solidario, se la devolvió para que ajusticie en soledad entrando por el medio con el arco vacío.
Después se vería al peor Boca y al mejor Quilmes. Se lo perdieron Rusculleda con un tiro libre desviado y Torres, ante el cual Morel corrigió un error en la salida de Bobadilla. El de La Ribera tuvo luego un mano a mano de Neri Cardozo que perdió peligrosisdad al asistir a Palermo y a los 31, Gabriel Favale vio un agarrón de Moreyra sobre Palermo en el área y no dudó.
Cuando el Loco resolvió la pena máxima con un disparo fuerte, alto y al medio el partido había terminado. Ya sin tiempo, Quilmes volvió a coquetear con la conquista (Torres estrelló un tiro en el travesaño sobre el final), aunque ya no con el empate. Así, el conjunto de La Volpe mantuvo su ventaja de cuatro puntos sobre Estudiantes y Quilmes supo que, si jugara como en sus mejores momentos de este domingo, otro sería su presente.
Fuente: TyC Sports.