FÚTBOL | River jugaba un poco mejor y llegaba con peligro, pero el arquero del "Millonario" tuvo una salida en falso y se hizo un gol insólito. Tres minutos después, cuando la visita todavía no se había recuperado del golpe, apareció "El Titán" y de cabeza puso el 2-0. En el complemento apenas jugaron de manera discreta.
Palermo llegó a los 304 tantos en su carrera y señaló el segundo gol de su equipo con un cabezazo de emboquillada, que dejó inmóvil a un inseguro Juan Pablo Carrizo.
Precisamente el arquero del seleccionado argentino fue el responsable de la apertura del marcador, al introducir la pelota en su propio arco con la pierna izquierda en una extraña pirueta, tras un córner ejecutado por Pablo Mouche.
Tras la segunda derrota consecutiva, el equipo de Juan José López quedó muy comprometido en la tabla de los promedios.
Boca, en cambio, atraviesa el mejor momento desde que asumió Julio César Falcioni: suma 21 puntos, acumula cinco partidos invicto y ganó en la Bombonera por segunda vez en el Clausura.
River, de mejor inicio, se desbarrancó en apenas tres minutos a partir de dos errores fatales en jugadas de pelota parada cobradas por Mouche, la única vía que encontró el equipo de Falcioni para generarle peligro.
El infortunio de Carrizo, inesperado por el desarrollo del juego, descompensó emocionalmente a River y facilitó la tarea de un Boca, cuya moral se acrecentó progresivamente.
Después de un primer cuarto de hora intenso, pero sin llegadas, River se acomodó mejor en la mitad de la cancha, tuvo mayor contacto con la pelota y comenzó una paciente búsqueda del gol.
De todas formas, las jugadas de pelota detenida fueron su principal arma ofensiva y en tres de ellas, el árbitro Patricio Loustau ignoró faltas en el área de Matías Caruzzo sobre Jonathan Maidana y Leandro González Pires (dos veces).
Diez minutos antes del primer gol, Loustau obvió otro penal para la visita, ante un empujón de Juan Insaurralde sobre Rogelio Funes Mori con el balón en movimiento.
El entretiempo le permitió a River recuperar la compostura y ejercer un ligero dominio que, sin embargo, no tuvo su correlato en cuanto a las situaciones de gol.
La visita tuvo un tiro libre de Erik Lamela que desvió Christian Lucchetti (6m.) y una buena definición de Mariano Pavone que interceptó Fabián Monzón (8m.) antes de que la pelota ingresara al arco.
Boca se ordenó tácticamente con ocho jugadores en su propio campo y apostó al contragolpe para explotar la gran jornada de Mouche, el jugador más incisivo del clásico.
El delantero del seleccionado local también tuvo sus ocasiones en el segundo tiempo: primero con un remate desviado frente a Carrizo (10m.) y luego con un tiro que el arquero le tapó en el primer palo (17m.).
La impotencia se adueñó de River en el tramo final del partido, el arco de Lucchetti estuvo fuera de peligro y la atención se concentró en el aspecto extrafutbolístico: el reconocimiento para Palermo, el abrazo con Riquelme cuando el goleador fue reemplazado y las cargadas por la paternidad y el eventual descenso del rival.
Fuente: Télam.