COPA LIBERTADORES | El equipo de Russo venció 3-0 a un Vélez nervioso, cuyo arquero Sessa se hizo expulsar por un patadón a Palacio y provocó un penal desviado por Palermo. Los goles, de Riquelme, Palermo y Clemente Rodríguez.
Parecía un simple partido de fútbol. Mucho màs, después de que Juan Román Riquelme convirtiera a los 10 minutos de juego un golazo con un remate a un ángulo para poner a Boca 1-0 arriba, ante un Vélez que no atinaba a nada para contener el vendaval de un conjunto local que, apenas cuatro minutos después, volvería a tener una gran chance para marcar con un remate de Martín Palermo que tapó bien el arquero Gastón Sessa.
Faltando poco para que se completara la primera media hora de juego, sin embargo, y tras "descolgar" un pelotazo frontal sin problemas, el guardavallas velezano pareció querer sacar lustre a la peor tradición de la Copa Libertadores al extender en forma totalmente innecesaria su pierna derecha y hacer impactar su botìn en la frente de Rodrigo Palacio, quien como consecuencia de semejante golpe recién pudo reingresar minutos más tarde luego de recibir atención médica.
La atinada decisión del àrbitro Baldassi de cobrar el correspondiente penal y sancionar con expulsión al arquero, quien deberà purgar seguramente varias fechas de suspensión en las competencias internacionales, evitò a tiempo que el partido terminara de irse de sus cauces naturales.
Después de ejecutar en forma desviada Martín Palermo el insólito penal provocado por Sessa, cuya expulsión obligó al técnico La Volpe a reemplazar al delantero Mauro Zárate por el arquero Sebastián Peratta, el juez debió igualmente recurrir a varias amonestaciones a jugadores locales y visitantes para recomponer el orden de un encuentro que, hasta el final del primer tiempo, siguió demasiado caldeado, con muchos nervios por parte de los dos bandos.
Ello perjudicó al buen accionar que venía evidenciando Boca, que no pudo seguir llegando durante la primera etapa con la misma frecuencia con que lo había hecho en la primera media hora de juego.
Ya a los tres minutos del complemento, no obstante, el conjunto "xeneize" avisó estar de vuelta dispuesto a hacer imponer su fútbol para distanciarse en el marcador, con una media vuelta de Palacio que milagrosamente el arquero Peratta desvió por arriba del travesaño.
Apenas 12 minutos después, aprovechando la confusión y el descontrol reinante en el equipo visitante, Martìn Palermo pudo por fin reivindicarse y convertir el gol que se le venía negando sistemáticamente, con un cabezazo bombeado que dejó sin chances al "uno" velezano.
El equipo de Liniers debió seguir encomendándose luego en varias oportunidades a los buenos oficios de su (segundo) arquero, quien pareció por momentos el único obstáculo para que Boca alcanzara una goleada como la que, con una excelente definición de Clemente Rodríguez tras gran pase de Riquelme, finalmente pudo conseguir a los 44 minutos del segundo tiempo.
No fue casualidad, en definitiva, que Vélez sólo contara con una sola chance neta para marcar en toda la noche, con un mano a mano que Castromán definió apenas desviado ante la buena salida de Caranta un minuto después de sufrir su equipo el tercer y último tanto boquense.
Ahora, para pasar a cuartos de final los “xeneizes” deberán simplemente revalidar su buena actuación el próximo miércoles en el Estadio José Amalfitani, en el que, más allá del 3-0 conseguido en La Bombonera, tendrán como ventaja el aliciente de llegar intactos. Es decir, de manera diametralmente opuesta a un Vélez que, en la noche ribereña, acaso perdió ya algo más que su arquero y un partido.