FÚTBOL | El arquero de Banfield, Enrique Bologna, a los 11 minutos del primer tiempo, de penal, y Jorge Achucarro, a los 44’ del complemento, marcaron para la victoria sobre el Granate, que descontó por medio de Mario Regueiro en la última jugada. El partido se jugó en la cancha del Taladro, con un discutido arbitraje de Patricio Loustau.
Banfield se dio un gusto grande al vencer en el clásico del sur y en su estadio Florencio Sola a Lanús por 2 a 1, en el marco de la cuarta fecha del torneo Clausura de fútbol de primera división.
Banfield sacó ventaja en el primer tiempo a través de su arquero Enrique Bologna, a los 11m, con un penal que debió ejecutar dos veces luego de que el árbitro Patricio Loustau le cobrara adelantamiento al guardavallas de Lanús, Mauricio Caranta, al tapar el primer remate; y el paraguayo Jorge Achucarro aumentó la cuenta a los 44m del segundo tiempo.
El uruguayo Mario Regueiro, con un tiro libre en el cuarto minuto de adición, logró el descuento de Lanús.
Fue, para los de Sebastián Méndez, una fiesta grande, con pingüinos de plástico granate arrojados desde la tribuna, bombas de humo verde que obligaron a detener el encuentro durante un par de minutos y tres puntos para acercarse a los líderes.
Todo sostenido desde un planteo táctico acertado y justeza en su ejecución: desde la firmeza defensiva impidió la creación de Diego Valeri y Mauro Camoranesi; con la sociedad entre Marcelo Carrusca y Diego de Souza abrió los caminos hacia la valla de Caranta; y el gol tempranero de Bologna le permitió paciencia.
Para Lanús fue exactamente lo contrario. La desventaja (y toda la discusión generada por la decisión de Loustau de hacer repetir el penal de Bologna) y la impotencia fueron haciendo mella sobre su juego y, a lo largo de todo el partido, apenas se acercó dos veces hasta el área rival.
En una lo detuvo el travesaño ante un cabezazo de Erramuspe; en la otra acertó, con el tiro libre de Regueiro, pero ya era tarde.
Idéntico nerviosismo se trasladó a sus plateístas, que arrojaron las butacas al campo de juego cuando advirtieron que la derrota era ya cosa juzgada.
Antes y después el local tuvo el dominio del territorio, las mejores llegadas y la inteligencia para marcar el partido desde lo psicológico: como los boxeadores que advierten que los golpes del rival no duelen, Banfield se recostó sobre las cuerdas y sacó la contra justa para liquidar el pleito, con gol de Achucarro.
Banfield suma siete puntos y se anima a soñar con pelear arriba. Lanús, que reclama chapa de candidato, perdió en todo sentido.
Fuente: Télam.