| El de Sarandí le ganó al Taladro con goles de Alejandro Gómez (PT 11m) y Juan Pablo Caffa (PT 31m). Silvio González (PT 29m) había puesto el empate parcial. Fueron expulsados Carlos Galván (PT 36m) y Jorge Ortiz (ST 27m).
Un entretenido partido se vio ayer en el Florencio Sola. Plagado de situaciones para ambos lados en un intenso período inicial y algo chato en el segundo, terminó en manos del equipo que esbozó intenciones más firmes y que las plasmó en la red con mayor contundencia. Y que se olvidó del traspié ante Boca y suma ahora 28 puntos en su sorprendente campaña.
Mostrándose superior, el Arsenal de los primeros minutos hizo temblar el fondo del Taladro. Lo tuvo Alejandro Gómez anticipando a Cristian Lucchetti, Juan Pablo Caffa con un remate de primera que se fue por arriba del travesaño y Santiago Raymonda en un mano a mano en el que se demoró y permitió la reacción del arquero. Sólo un tiro de Angel Morales que sacó Mario Cuenca rompió con la regla.
A los 11, el Papu Gómez coronó toda su peligrosidad -que ya había esbozado en las jugadas anteriores- con una jugada brillante. El juvenil encaró por la derecha, se hamacó hacia la izquierda y con su pierna menos hábil clavó un sablazo inatajable en el ángulo derecho de Lucchetti.
Pero después de esta acción, los de Gustavo Alfaro cometieron el error de dejar que Banfield se les acerque. Hasta que a los 29, tras un córner desde la izquierda, Josemir Lujambio cabeceó en el primer palo, Cuenca dio rebote y Silvio González sólo tuvo que empujar el balón bajo el arco para anotar el empate. Lo festejó en silencio y pidiendo perdón: su pasado en Arsenal pesaba sobre sus espaldas.
Sin embargo, otra vez el destino cambió el curso del trámite en el momento más optimo de uno de los protagonistas. Poco duró la esperanza de dar vuelta la historia por el lado local: enseguida, a los 31, Caffa apareció por la izquierda y, con un tiro cruzado, definió para el 2-1. Y a los 36, Carlos Galván le pegó injustificadamente a Raymonda en una disputa de pelota y se fue expulsado.
Un mano a mano desviado de Lujambio, poco antes del entretiempo, fue la última chance para los de Raúl Wensel. Porque en el complemento, pese a intentar controlar las acciones, lejos estuvieron de poner en aprietos al Taladro, que sobre el final (y ya también con diez por la roja que viera Jorge Ortiz a los 32) estuvo cerca de liquidarlo de contra.
No obstante, poco le importaron al de Sarandí los fallidos intentos de Pablo Garnier y Mauro Obolo, a quien Lucchetti le ahogó un cabezazo a quemarropa: su victoria nunca tambaleó por la escasa actitud del dueño de casa, que se acordó muy tarde y sin claridad de la existencia del arco contrario.