FÚTBOL | Racing Club acentuó su crisis futbolística, al mostrar un pobre rendimiento y cosechar apenas un empate sin goles en su visita a Arsenal de Sarandi, en el marco de la cuarta fecha del torneo Clausura de fútbol.
El resultado extendió la mala racha de ambos equipos, que siguen en los últimos puestos y sin ganar en el certamen: Arsenal suma tres empates y una caída; y Racing, que terminó con diez hombres por la expulsión de Patricio Toranzo, dos y dos respectivamente.
La urgencia de cortar la mala racha y sumar por fin de a tres fue para los de Avellaneda, lo cual significó, ya en el inicio del partido, más un peso que una motivación. El equipo dirigido por Alfio Basile se mostró desorientado en el fondo (con línea de tres, porque Brian Lluy se incorporó a los mediocampistas), sin fútbol en el medio y, en consecuencia, sin peso ofensivo.
Arsenal, con su bandera permanente del orden y la prolijidad, sacó provecho de la circunstancia y se hizo dueño del encuentro.
Porque, es verdad, los conducidos por Gustavo Alfaro también llegaban al choque sin victorias en el certamen, pero su participación paralela en la Copa Libertadores entretiene, ilusiona y disimula.
Sin esa presión, más allá de la necesidad constante de triunfo para cualquier equipo, el local generó más y mejor y en el primer cuarto de hora tuvo tres ocasiones propicias para ponerse arriba en el marcador, siempre con Luciano Leguizamón como protagonista saliente de la jugada. Al 1-0 lo impidió Sebastián Saja, figura de la visita.
Saja conservó su cero hasta el descanso con la complicidad del propio Arsenal, que no pudo aprovechar los enormes errores de Racing en defensa, sobre todo en las marcas en pelota parada.
El segundo tiempo fue más equilibrado: no porque Racing creciera a los niveles de Arsenal sino justamente por lo contrario. Bajó el rendimiento de Leguizamón y Carlos Carbonero (otro de los puntos altos del local) y la el equipo de Avellaneda aprovechó para situarse un poco mejor en el campo de juego.
Pero esta paridad hacia abajo desembocó en un partido pobre, en el que las situaciones de riesgo fueron aisladas, espejismos: la más clara, obra de Giovanni Moreno, que mostró muy poco, con un remate desde lejos, pasada la media hora, que se fue cerca del palo derecho del arco de Cristian Campestrini.
El choque, desde allí, se fue consumiendo inexorable hacia el 0-0. Que le cayó peor a Racing, silbado por sus hinchas y con su técnico, Alfio Basile, el ídolo, el emblema, en la cuerda floja.