Domingo 19 de Noviembre de 2006, 11:56

Argentina le ganó a China en el tie break

MUNDIAL DE VOLEY | El equipo de Jon Uriarte se recompuso de sus dos caídas del arranque al derrotar trabajosamente al combinado asiático con parciales de 22-25, 25-21, 17-25, 25-17 y 17-15.

Le costó, pero lo hizo. Argentina logró esta madrugada su primer triunfo en el Mundial de voleibol de Japón, al derrotar por 3-2 a China. De esta manera, el equipo de Jon Uriarte encara con mayor optimismo lo que se viene en el certamen, ya que después de las caídas ante Puerto Rico y Polonia el panorama no era el mejor. El arranque del partido fue favorable a los chinos. Basados en una buena defensa y ayudados por las facilidades que les otorgaban los saques argentinos, lograron picar en punta y no permitir jamás que la Argentina lo emparejara. El 25-22 del primer set reflejó fielmente la supremacía asiática. El segundo parcial se jugó cabeza a cabeza, pero los de Uriarte persistían con sus falencias. El servicio les fallaba en puntos vitales, aunque fueron mejorando el bloqueo. Y en el último tramo, lograron pasar al frente. Fue 25-21 y todo como al principio. Sin embargo, lo que seguiría sería lo peor del juego argentino. Fallas en la defensa, el bloqueo y el saque, que seguía propiciando el juego del armador chino. Encima, China no se equivocaba, y cerró el set con un rotundo 25-17. En ese punto del partido, cuando parecía que los fantasmas estaban de vuelta, la Argentina se despertó. Se notó un rotundo cambio de actitud y concentración, se bloqueó bien, Spajic apareció sólido por el centro y las puntas, y el equipo arrasó con un 25-17. Todo se definiría en el tie break. Entonces, la Selección mantuvo su mejor performance. Pero China no se rindió, y trató de sacar a relucir nuevamente su juego, por lo que el desarrollo fue para el infarto. Con un ataque muy afilado, Milinkovic (autor de 29 puntos) y compañía se impusieron en el tercer match point. El partido se cerró 17-15, y los argentinos se ganaron el derecho a festejar por primera vez en el Mundial. Fue un desahogo. Y un alivio de cara al choque del miércoles a la madrugada con Japón, el dueño de casa.