FÚTBOL | El seleccionado argentino, líder de las Eliminatorias, igualó ante Perú, en Lima, por 1 a 1. Carlos Zambrano abrió el marcador a los 21 minutos del primer tiempo. Gonzalo Higuaín empató a los 36. Romero atajó un penal a los dos minutos tras una infracción ingenua de Di María.
Carlos Zambrano, a los 21m, abrió la cuenta para los peruanos, y Gonzalo Higuaín empató a los 37m, ambos en el primer tiempo. El arquero argentino, Sergio Romero, le desvió un tiro penal al capitán local, Claudio Pizarro, a los dos minutos de juego.
Con el empate, Argentina sigue como líder de las Eliminatorias con 14 unidades, seguido por Colombia y Ecuador con 13. Perú, por su parte, llegó a los siete puntos y ocupa el séptimo puesto.
Antes de que Argentina pudiera expresar en el terreno lo que era una declaración de principios de Alejandro Sabella, que volvía a apostar a los cuatro delanteros que aparecieron ante Paraguay (una línea de tres, Lavezzi, Messi y Di María, por detrás de Higuaín), el equipo debió superar una dificultad impensada: penal en contra.
Apenas había pasado el minuto de juego y Di María cometió una torpeza en el área: le pegó a Jefferson Farfán en su intento por despejar la pelota. Roldán sancionó el penal más rápido en la historia de las Eliminatorias del continente. Y Romero sacó las papas del fuego al desviar el disparo a la izquierda de Pizarro.
El envión anímico, sin embargo, no alcanzó en los minutos posteriores para que Argentina se encontrara con su fútbol. Por el contrario, quedó atrapado en el achique de la defensa local y la inteligencia de los peruanos para ocupar los espacios vacíos, multiplicados en el medio por la desprolijidad albiceleste.
La superioridad local finalmente encontró correlato en la chapa a los 21 minutos, otra vez por el sector de Di María y Rojo (el más desprotegido de la defensa argentina): Cruzado envió un pase justo para la trepada de Advíncula y el centro del lateral derecho fue llevado al gol por Zambrano. Era justo. Otra incógnita en el debate de Sabella para encontrar el equilibro en sus formaciones.
Pasada la media hora Argentina no había pateado al arco, y esa sensación constante de peligro que ofrecen sus nombres propios, la idea básica de permitirse el sufrimiento atrás a cambio del poder de fuego, era una apuesta que no funcionaba: hasta que funcionó.
Federico Fernández mandó un pelotazo profundo, el "Pocho" Lavezzi (acaso el más activo del conjunto albiceleste en la ofensiva) desbordó por la derecha y mandó el centro y Gonzalo Higuaín, letal, de primera, le dio el empate inmerecido a la Argentina.
Pareció el fruto de una sociedad aislada en el marco de la pobreza colectiva (el equipo la `sacó barata` en esta etapa), pero también hubo, detrás del gol, una elaboración táctica de Sabella.
Messi, bien controlado por una marca escalonada como lo previó el DT, arrastró defensores según lo trabajado y Lavezzi hizo la diagonal aconsejada para gestar la igualdad. Allí se vio el sello de Sabella, a cuenta de los errores por corregir: su apuesta no es la acumulación de apellidos sino la suma de talento y estrategia.
La pelota siguió en poder de los peruanos al inicio del segundo tiempo (Farfán fue imparable para Rojo, un tormento), y Argentina sufrió dos chances concretas de gol: Romero, sobresaliente, se lo tapó a Rodríguez, primero; y Luis Ramírez estrelló un derechazo en el palo izquierdo del arco visitante, minutos más tarde.
Para cuando entró Pablo Guiñazú por Gago (salió golpeado, con un cuello ortopédico, tras una caída), Argentina había entregado una hora flojísima: consecuencia del despliegue de Perú, sí, con jugadores que fueron a todos los balones como si allí les fuera la vida, pero también sin capacidad para improvisar una respuesta que no pasara, otra vez, por la invención de algunos de sus cracks.
Inflexible en el sistema o mejor, con algunos intérpretes sin lascondiciones para adecuarse al desarrollo del partido (la pelota en los pies, siempre, del rival, Farfán figura, Ramírez, Cruzado y siguen las firmas), Argentina fue superado en todos los aspectos y a falta de 15 minutos la igualdad era un gran negocio.
No cambió la historia con el cambio de Enzo Pérez por Lavezzi, pero Perú bajó la intensidad y se conformó no tanto con el empate, sino con la victoria moral de haber sido superior al favorito.
Argentina, en tanto, conservó la punta en el camino hacia el Mundial, pero permitió que recrudeciera la pregunta de siempre: qué pasa cuando Messi no está.
Fuente Télam.