FUTBOL | El equipo de Basile venció 2 a 0 a Egipto. Los goles los convirtieron Agüero y Burdisso, ambos en la segunda etapa. El seleccionado argentino, más allá de la victoria, jugó mal ante un rival de segundo nivel. Salió lesionado Demichelis.
El seleccionado argentino le ganó 2-0 a Egipto, en El Cairo, sin jugar bien, pero superando con justicia a un rival sin jerarquía y que en 90 minutos de juego sólo tuvo una chance de gol.
Argentina fue un equipo sin figuras, sin un patrón de juego, pero con la categoría de sus individualidades le alcanzó para superar al bicampeón africano.
En el comienzo del partido el equipo de Alfio Basile le tiró toda su historia a los egipcios, buscando vulnerarlo por todos los sectores del campo, presionando en campo rival para recuperar rápido la pelota y generando en el primer cuarto de hora tres situaciones de gol, la más clara en los pies de Maxi Rodríguez, pero un defensor local con la cabeza, enviado la pelota al corner, evitó la caída de su arco.
Basile al no poder contar con Juan Román Riquelme dispuso un mediocampo diferente, con dos volantes centrales (Javier Mascherano y Fernando Gago) y con Maxi Rodríguez y Lucho González jugando más sueltos, alternado la conducción del equipo.
En los primeros minutos Maxi Rodríguez se movió por derecha, ubicándose Lucho González más suelto, pero recostado sobre la izquierda.
Con el correr de los minutos, pese a haber inclinado el juego en el terreno del bicampeón africano, el seleccionado argentino perdió en precisión, entonces su dominio del juego pasó a ser intrascendente y sin generar situaciones de riesgo como para ponerse en ventaja.
Pasada la media hora de juego el conjunto africano, de la mano de Ahmed Hassan y lo que insinuó en ataque Zidam, emparejó las acciones, aunque sin generar situaciones de riesgo, tanto fue así, que si antes de comenzar el partido no se informaba que el arquero argentino era Roberto Abbondanzieri nadie se hubiera enterado.
Sobre el final de la primera etapa el seleccionado argentino volvió a presionar y a intentar llegar al gol, pero no tuvo claridad ni fútbol como para irse al descanso en ventaja.
En el segundo tiempo se invirtieron los roles, porque fueron los locales quienes dominaban las acciones y creaban situaciones de zozobra para el arco defendido por Abbondanzieri.
Con Lucho González y Maxi Rodríguez perdidos en el campo de juego, algo que dejaba aislados al kun Agüero y a Julio Cruz, Argentina no tenía peso en ataque y encima no podía dominar la pelota.
Los egipcios tuvieron una buena oportunidad para abrir el marcador, luego de una buena jugada por derecha de Zidam, que derivó en una asistencia perfecta para Moteab, quien pisando en el área chica y sin marca se preparó para romper el arco pero le salió un “tirito” a la manos de Abbondanzieri.
Todo el banco de suplentes local se preparaba para gritar el gol, pero cinco minutos después de esa jugada terminaron sufriendo uno en el propio, porque en una jugada similar la pelota le quedó a Sergio Agüero, quien a diferencia de su rival no perdonó y puso al seleccionado argentino arriba en el marcador.
A partir del gol el seleccionado de Basile comenzó a hacerse dueña del juego, generando algunas situaciones de gol, como una que tuvo otra vez Agüero, quien tomó una pelota en el punto del penal pero su remate se fue por arroba del travesaño.
Faltando cinco minutos Nicolás Burdisso, con un cabezazo bombeado que pasó por sobre el cuerpo del arco, luego de un tiro libre ejecutado por Maxi Rodríguez, marcó el segundo gol del partido para liquidar la historia.
Los minutos finales fueron para que jueguen unos minutos Cavenaghi, Lisandro López, Zabaleta, para que Coloccini reemplace a Demichelis, quien salió lesionado y para cerrar este amistoso, en el que el equipo de Basile, pese a ganar, terminó quedando en deuda.