Amenazaron al árbitro y no terminó Gimnasia - Boca
| Daniel Giménez dijo que fue amenazado de muerte por el presidente del club platense y no salió a dirigir el segundo tiempo, suspendiendo el partido en La Plata. Hasta ese momento ganaba Gimnasia por uno a cero con un gol de penal convertido por el uruguayo Silva y había sido expulsado el técnico local Pedro Troglio.
El encuentro entre Gimnasia y Esgrima La Plata y Boca Juniors se suspendió al finalizar el primer tiempo porque el árbitro Daniel Giménez denunció amenazas de parte del presidente del club local, Juan José Muñoz, y un grupo de allegados.
Al momento de la suspensión los platenses se imponían por 1 a 0 con un gol de tiro penal señalado a los 30 minutos por el uruguayo Santiago Silva.
Para entonces Giménez ya había amonestado a seis jugadores de Gimnasia y le había expulsado a su entrenador, Pedro Troglio, quien admitió estar "un poco alterado" porque su padre está atravesando un problema de salud.
Hasta el momento de la interrupción los locales habían hecho mejor las cosas, ahogando el circuito futbolístico de Boca que manejan Guillermo Marino, Fernando Gago y Neri Cardozo, lo que los hacía merecedores de la ajustada victoria parcial.
Pero todo esto pasó a un segundo plano cuando surgió la noticia de la suspensión, que fue confirmada públicamente por el vicepresidente boquense, Pedro Pompilio, quien directamente acusó a Muñoz "y un grupo de acompañantes" de haber sido los autores de las amenazas que había denunciado Giménez.
El árbitro, por consejo del presidente del Sadra, el sindicato que nuclea a los jueves del interior (Giménez es chaqueño y trabaja como suboficial del Ejército Argentino), Guillermo Marconi, salió inmediatamente del estadio Ciudad de La Plata rumbo a la comisaría primera, pese a que por jurisdicción le correspondía la de Ringuelet, para realizar la denuncia.
"Juro por mis hijos y la Santa Biblia que no lo amenacé. Lo único que hice fue pedirle un gesto de solidaridad para con Troglio, porque su padre está muy mal, para que le diera una palmada en el hombro en vez de echarlo. Pero Giménez no me quiso escuchar y me dijo que me fuera. Había policías de testigos", apuntó.
"Pero cuando me alejo del lugar su asistente, Darío García, me gritó que no me la bancaba solo y que me iba a matar. Entonces me saqué los anteojos, lo encaré y le dije que vamos a hablarlo mejor el martes en AFA", contó el dirigente.
Los hechos de ayer seguirán en la justicia penal y también en la deportiva, donde probablemente Gimnasia reciba una suspensión pero el partido continúe jugándose hasta completarse los 45 minutos que faltan. Lo que en cambio no se resolverá tan fácilmente será la vergüenza en la que una vez más quedó inmerso el fútbol argentino.