Sociedad | Una feliz coincidencia unía a dos referentes que hicieron historia en los medios locales y que, con compromiso y calidez humana, se ganaron el cariño de toda una comunidad.
En la historia de Basavilbaso hay nombres que no se olvidan, no solo por lo que hicieron, sino por cómo lo hicieron. Ricardo “Chito” Galarza y Néstor “Rutor” Gorge son dos de esas figuras esenciales que marcaron el rumbo de la comunicación local con profesionalismo, sensibilidad y un amor incondicional por su comunidad.
“Chito” Galarza fue mucho más que el fundador del histórico periódico Pregón, cuya primera edición vio la luz el 9 de marzo de 1977. Fue un verdadero apasionado de las letras, un hombre que se movía con la misma soltura entre la máquina de escribir y la computadora.
Su voz también encontró eco en el aire: la radio fue otro de sus grandes amores, y especialmente en FM RIEL supo brillar como narrador deportivo y conductor.
La poesía, la música, los espectáculos… “Chito” fue canillita, periodista, productor musical, organizador de eventos, y sobre todo, un vecino entrañable que dejó huella en cada proyecto que impulsó.
Por su parte, Néstor Alfredo “Rutor” Gorge, nacido en 1944 en el porteño barrio de Mataderos, llegó a Basavilbaso con sueños ferroviarios, pero su destino lo llevó por otro camino. Su carisma y talento lo convirtieron en maestro de ceremonias desde 1967, dándole voz a los grandes eventos de la ciudad.
Visionario y creativo, fue editor de un semanario, cineasta amateur con cortos y publicidades en cine Súper 8, y el alma detrás de la transformación de la propaladora local en el Circuito Cerrado Rutor, antesala del nacimiento de FM RIEL en 1988.
Ambos, además de ser pilares de los medios de comunicación de la ciudad, compartían una fecha de nacimiento, una curiosidad que dio pie a bromas y promesas a lo largo de los años.
Pero más allá de la coincidencia del calendario, compartían valores: la pasión por informar, el respeto por el otro, la cercanía con su gente y el profundo amor por Basavilbaso.
Hoy, sus nombres siguen resonando en cada anécdota, en cada programa de radio, en cada publicación. Porque “Chito” y “Rutor” no solo fueron comunicadores: fueron constructores de comunidad. Su legado sigue latiendo en las voces y palabras de quienes hoy intentan seguir sus pasos.