Sociedad | A medio siglo de haber egresado, los exalumnos del Colegio Nacional Basavilbaso celebran sus “bodas de oro” con una jornada cargada de emoción, memoria y homenajes. Entre anécdotas, canciones, viajes inolvidables y el recuerdo de quienes ya no están, la generación de 1975 vuelve a reunirse para honrar su historia y el lazo que nunca se rompió.
Hay encuentros que no son solo reuniones: son regresos al alma. Ese es el espíritu que mueve hoy a la Promoción 1975 del Colegio Nacional Basavilbaso, que se reúne para celebrar los 50 años de haber recibido el diploma secundario.
Medio siglo después, aquellos jóvenes que alguna vez recorrieron los pasillos con carpetas bajo el brazo, vuelven convertidos en hombres y mujeres de caminos diversos, trayendo consigo la nostalgia, la alegría y los recuerdos que el tiempo jamás pudo borrar.
Este aniversario encuentra a la promoción unida, con la misma sonrisa cómplice de entonces y una emoción difícil de disimular. Muchos viajaron largas distancias para estar presentes: “como dice el dicho, de cada pago vendrá un paisano”, y así es.
A la ciudad llegaron compañeros que hoy viven en Chaco, Misiones y distinto puntos de la provincia.
Los egresados: Stella Maris Abrigo; Mirta Raquel Amarillo (F); Rosa Paulina Arcusin; Carlos Francisco Benavidez; Jorge Benítez; Horacio Bernard; Luisa Ester Berruezo; Dario Angel Basso; Silvia Noemí Carpenco (F); María Teresa Fischtein; Tobías Ernesto Kesselman; Mirta Margarita Lescano; Irma Beatriz Lopez; Norberto Rene Martínez (F); Carlos Sergio Mendoza; Luis Jorge Miguez; Raúl Daniel Mora; Ramón Blas Mugherli; Teresitas Liliana Nomellini; Raúl Ernesto Pianta; María Mabel Raffo; Roberto Augusto Ramounat; María del Rosario Robles (F); Norma Susana Rozapanera (F)y Alicia Mabel Segovia.

Del total de los integrantes de la "Promo 1975" lamentablemente 5 ya fallecieron; y de los 21 restantes, 15 estarán presentes, un gesto que demuestra que el afecto de aquellos años permanece intacto.
Los egresados recuerdan con especial cariño a sus docentes: Laura Vidal, Inglés; Arturo Bernard, Contabilidad; Julio Levit, Estenografía; Paulina Perelmiter, Geografía; “Chinita” Gaitán, Historia; el Dr. Miguel Augusto Carlín y el Contador Marcelo Granillo, entre otros.
"Profes" que no solo enseñaron materias, sino que marcaron sus vidas. Y en honor a ellos, durante la jornada encenderán velas por la memoria eterna de aquellos que partieron, gesto que resume respeto, gratitud y amor.
La sonrisa vuelve cuando recuerdan el viaje de egresados a Bariloche, el 9 de octubre de 1975. Y también el baile de despedida en el club Ramsar, aquel 20 de diciembre donde hicieron su entrada triunfal al ritmo de “Soleado”: “No importa que tenés las patas sucias, yo igual te quiero”, frase que aún hoy dispara carcajadas.

Rememoran los esfuerzos para juntar el dinero para hacer el viaje, y los famosos bailes estudiantiles en Don Pepín, verdaderos hitos juveniles de la época de los telegramas, cuando no existían redes sociales, pero sobraba creatividad y ganas de celebrar.
Por ello a la familia de Luis Kleiman, que les dio una mano enorme para que aquel sueño se volviera realidad, hoy le ofrecerán un "mimo".
Y nadie olvida el grito de “Tobi” Kesselman cuando el grupo al fin se subía al micro: “¡Toquen bocinas todos los coches porque nos vamos a Bariloche!”.
La jornada de esta emotiva celebración incluye un momento muy especial: en el Cementerio Municipal, depositarán una ofrenda floral en la Cruz Mayor, en homenaje a los cinco compañeros fallecidos, tres de los cuales descansan allí. Promete ser un instante de recogimiento, de lágrimas silenciosas, de nombres susurrados al viento.
Luego, como símbolo de vida que renace, plantarán un árbol, en la Centralidad Urbana, gesto que une pasado, presente y futuro en un mismo acto.

A las 10:30, en un acto protocolar en la Escuela Secundaria Nº 10, descubrirán una placa conmemorativa, que quedará como testimonio de esta generación que supo vivir, luchar, reír, perder y volver a empezar.
El sábado por la noche compartirán una cena de reencuentro que promete ser inolvidable, organizada con esmero por "Tere", que se ocupó de cada detalle, y por la que se anima afirmar: "será una mesaza". La única "ausencia" será la picardía musical de "Tobi" Kesselman, que esta vez no ofrecerá sus recitados… aunque seguramente, más de uno los evocará entre risas y aplausos.
La "Promo 1975" regresa al lugar donde todo comenzó. Vuelven los rostros conocidos, los chistes internos, las historias que se repiten como si el tiempo no hubiese pasado. Y aunque la vida los llevó por caminos distintos, algo permanece intacto: el lazo de la adolescencia, ese que el tiempo no erosiona.
Ese que hoy los vuelve a juntar, para decirse —sin decirlo— que la amistad, cuando es verdadera, no envejece: florece. La promoción 1975 celebra 50 años… y Basavilbaso celebra con ellos.