Sociedad | La mujer que, más allá de ser la madre de un héroe de Malvinas, representa la fortaleza y el amor inquebrantables. A pesar de las profundas pérdidas que ha sufrido, su espíritu sigue intacto, iluminado por los recuerdos de sus hijos y el legado de quienes ya no están a su lado. Hoy comparte su historia, un testimonio de esperanza y valentía.
En un rincón de Basavilbaso, en el barrio Oeste, se encuentra una mujer cuyo nombre se asocia al verdadero significado de la resiliencia: Hidilia Lacuadra. Más allá de ser conocida como la madre de Julio Omar Benítez, héroe de Malvinas, su historia trasciende el dolor de la guerra y se erige como un relato de amor, pérdida y fortaleza.
Hidilia es madre también de "Bocha" (Carlos), Viviana, "Pelusa" (Roberto Oscar) Benítez y Claudio Pirola, pero su vida no ha sido fácil. La temprana partida de tres de sus hijos ha marcado profundamente su corazón, dejando cicatrices que solo el tiempo y el amor familiar pueden intentar sanar. Sin embargo, lejos de rendirse, ha encontrado la fuerza para seguir adelante.
Su historia no es solo una de sufrimiento, sino también de una vida que sigue adelante, con un espíritu firme y un corazón lleno de amor.
Hoy, Hidilia nos abre las puertas de su vida para compartir con nosotros cómo, pese a las tragedias que le ha tocado vivir, ha logrado mantener la esperanza.
"El dolor nunca se va, pero con el tiempo aprendes a vivir con él", dice con la voz firme que la caracteriza, mientras mira con cariño las fotos de sus hijos, cada una cargada de recuerdos imborrables. En su hogar, donde el amor por la familia es palpable, Hidilia se convierte en un testimonio viviente de lo que significa encontrar la fortaleza en medio de la adversidad.
“Los recuerdos de mis hijos siempre estarán conmigo, me acompañan todos los días”, afirma, mientras destaca el legado de Julio, su hijo caído en Malvinas, y el de los demás que partieron demasiado pronto.
Hoy, la vida de Hidilia es una celebración continua del amor y el recuerdo de quienes ya no están, pero también un homenaje a la esperanza, esa que le permitió seguir adelante después de cada pérdida.
Con valentía y dignidad, ha construido una vida que, aunque marcada por el dolor, está llena de momentos de luz y aprendizaje.
La historia de Hidilia Lacuadra es la historia de todas las madres que, pese a las cicatrices de la vida, siguen de pie, honrando la memoria de los que partieron y celebrando la vida que permanece.
Un ejemplo de resiliencia que inspira a todos los que tienen el privilegio de conocerla.