Martes 7 de Mayo de 2019, 14:45

Manejo de serpientes y víboras

Sociedad | Instructor de la Asociación de Bomberos ofreció una charla sobre identificación y manejo de serpientes y víboras. "Su mala fama puede justificarse, pero no se justifica que se las mate", afirmó.


César Goris, miembro del Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios de Basavilbaso, visita los estudios de la radio para hablar sobre el manejo y reconocimiento de ofidios, alacranes y arácnidos. Habló de los miedos, y de las teorías que intentan explicar por qué tememos a las serpientes. Luego desplegó todos sus conocimientos sobre las distintas especies y su localización en la geografía nacional y particularmente habló de las cinco especies de serpientes venenosas que hay en Entre Ríos. "Su mala fama puede justificarse, pero no se justifica que se las mate", afirmó. Para Goris el desconocimiento, sumado a un ancestral temor muchas veces no justificado, hace a las serpientes muy vulnerables y, en general, se opta por matar a todas, sin importar si constituye un peligro para la salud o no. Esta actitud de matar a todas las especies, sean o no venenosas, puede mermar el número de individuos, rompiendo el equilibrio ecológico y el ciclo natural de la fauna del lugar. Se han registrado casos en donde la disminución de la población de ofidios (principales predadores de ratas, ratones y otras serpientes venenosas) produjo un desequilibrio en el ecosistema, con la proliferación de roedores y el consecuente aumento de enfermedades peligrosas para el hombre y las cosechas. Es "necesario reforzar la información y fomentar el mayor conocimiento sobre las distintas especies, y especialmente sobre su peligrosidad", dijo. Las víboras no atacan al hombre y los escasísimos accidentes que se les pueden achacar realmente se deben a la desgracia de haberlas pisado o sorprendido al levantar una piedra. Ninguna víbora persigue a un ser humano ni a nuestras mascotas: son reptiles de vida perezosa que se alimentan sólo unas cuantas veces al año y que pasan buena parte del día tomando el sol para activar su metabolismo sin meterse con nadie que no pertenezca a la corte de sus pequeñas presas, formadas en general por roedores. Por añadidura; si se produce una mordedura accidental, ninguna de las tres especies de víboras ibéricas tiene una ponzoña suficientemente tóxica como para matar a una persona, y hay un margen de tiempo de varias horas para acudir al médico aunque la mordedura se produzca en el medio rural y lejos de una población.