Sábado 27 de Marzo de 2021, 20:12

El mundo judío celebra la Fiesta de la Libertad

Sociedad | Este sábado con la aparición de la primera estrella comenzó el Pésaj, la pascua judía, una celebración a la salida hacia la libertad, en recuerdo de la liberación del pueblo judío tras el éxodo de Egipto ocurrido hace algo más de 3.200 años.


La Biblia llama a la festividad con dos nombres, uno es Pesaj (Pascua) en recuerdo al sacrificio pascual, ya que según cuenta el relato, Dios salteó las casas hebreas castigando únicamente a los primogénitos egipcios.

El otro, Jag HaMatzot, fiesta de los panes ázimos que recuerda cómo los judíos que huían de la barbarie del Faraón de Egipto debieron salir antes que el pan leude.

Es por ello que una de las consignas es no comer pan, y en su lugar las finas matzá hechas sin levadura. Tanto en la sinagoga como en los hogares la celebración cobra una significación especial, y el ánimo reflexivo se combina con alegría en un clima familiar.

La costumbre es reunirse en torno a una mesa con algunos elementos comestibles de diversas simbologías, entonar canciones, realizar lecturas y transmitir así de generación en generación la experiencia del éxodo.

Con mayor o menor rigurosidad religiosa esta es una tradición que se mantiene y se respeta. Más allá de esta tradición, el Pésaj es una de las celebraciones más coloridas de la cultura hebrea, en la cual el hogar judío es un protagonista fundamental.

La ceremonia central, repleta de profundos simbolismos, es hogareña y consiste en una cena festiva familiar que tiene un orden establecido (seder).

La cena recibe el nombre de “seder”, que significa orden. “Indica que ordenadamente nos relatarán como fue la salida del pueblo judío desde Egipto y por supuesto, el mismo texto tiene una integración bastante actual sobre cuál es el rol de la familia o de los padres”, explicó Pablo Landman.

Detalló que “la dinámica de la cena se basa en la incentivación pedagógica hacia los niños a preguntar la diferencia entre estas noches y las demás, para que los adultos puedan enseñar la distinción entre esclavitud y el valor de la libertad.

Además del relato de la epopeya, se beben cuatro copas de vino, los más pequeños formulan cuatro preguntas acerca del significado de la festividad, se bendice la presencia eterna de Jerusalén y se reza por la paz.

“Lo importante en el relato es que hablan los protagonistas: hablan los padres pero los chicos también preguntan y cuestionan para conocer”.

El brindis da comienzo a las comidas típicas elaboradas por “manos expertas” y al transcurrir de muchas horas en un reencuentro guiado por comentarios al estilo de los ancestros. Las velas marcan el inicio de la fiesta.

En la mesa no puede faltar la bandeja en donde se colocan distintos elementos, como una pata de cordero o un hueso asado para recordar el sacrificio pascual; un huevo duro que simboliza la vida y el destino; una manzana rallada con canela con la que se recuerda el color de la arcilla, utilizada para construir pirámides y ciudades egipcias.; verduras verdes, algunas de ellas amargas.

Los demás elementos son: maror, karpas y jazeret, hierbas que recuerdan la amargura y sufrimiento de los antepasados.

Lo mismo que el matzá, pan ázimo, sin levadura, un símbolo central.

Con cada alimento se intenta hacer lo mismo que vivieron los antepasados. Jag sameag o felices pascuas son las palabras con que judíos y cristianos se saludan en una fiesta comunitaria de hondo sentido espiritual.

Las jornadas de reflexión, de oración, de reencuentro y de reconciliación, que comprometen a los creyentes en esta celebración de hondo contenido religioso, son el denominador común en ambas comunidades.