Lunes 29 de Junio de 2020, 21:01

Basavilbaso cumple 133 años

Sociedad | El aniversario evoca el paso del tren por estas tierras. ¿A quiénes debemos esta iniciativa?


Cada ciudad o pueblo, independientemente de sus características, toma una fecha simbólica para recordar su origen y la adopta como símbolo de identidad. 

Existen comunidades que han surgido a raíz de un hecho histórico conocido y comprobado con documentos, pero hay otras cuya conformación ha sido paulatina, debiendo ahondar en el pasado, recurriendo a un suceso referencial, de aproximación temporal, para enmarcar su génesis.

Año a año, el 30 de junio la ciudad de Basavilbaso celebra un nuevo aniversario, evocando el paso del tren por estas tierras, que se abría paso en el monte entrerriano. ¿A quiénes debemos esta iniciativa? ¿Desde cuándo esta fecha ha sido tomada como propia? ¿Quiénes fueron sus artífices? 

En 1974, bajo el gobierno municipal de Don Ramón Manzur, fue presentado al Concejo Deliberante de entonces, un proyecto de ordenanza ad referendum (que debía ser refrendado por sus miembros) donde establecía como fecha de nacimiento y de carácter conmemorativo anual de la ciudad el 30 de Junio de 1887. Por lo tanto la fecha oficial del aniversario de Basavilbaso fue establecida mediante la Ordenanza N° 41/1974, fechada el 30 de Abril. (1)- A partir de entonces cada año, los basavilbasenses celebramos un año más de vida.

En su Artículo 2º, se adoptaba como símbolo de nuestra comunidad, el escudo que ostenta un sol, el ferrocarril y el trigo de la producción agrícola de la zona, pintura de Emilio Gustavo Vicentín (Rudy). 

En los considerandos se expresaba que de los datos recopilados de distintas fuentes, escritas y orales, y ante el deterioro de documentos del archivo municipal, y desaparición de otros de propiedad del Ferrocarril, se llegaba a la conclusión que no había existido fundación; y tomando en cuenta entonces la inauguración del ramal Rosario del Tala-Concepción del Uruguay, y el paso del primer tren, deciden adoptar esa fecha, “para ser tenida como real y legítima”, intentando ser lo más exacto posible. 

Los Concejales de entonces fueron: Armando Molas (Presidente), Guillermo Bazzán, Bladimiro Vdovichenko, María Robles, Osvaldo Rodríguez, Pedro Claret, Abraham Vaiman, Yolanda Guarischi de Ledesma, Orlando Pioli, Roberto Jouault y Miguel Limperópulo el secretario. Esta decisión fue coronada con un gran festejo popular sobre calle Ramírez.

Respecto a la historia de nuestra comunidad, es necesario tener en cuenta algunas consideraciones, poniendo énfasis fundamentalmente en que no fue una ciudad fundada, y que si bien comúnmente suele utilizarse el término fundación como sinónimo de surgimiento, no resulta recomendable en este caso tal acepción, para no caer en una distorsión del pasado. 

Nuestra ciudad carece de acto fundacional, su origen se remonta al paso del ferrocarril y la localizacion de la estación en este punto geográfico, constituyendo la piedra basal para la formación posterior de un pueblo.

¿Qué ocurrió en Junio de 1887? La construcción del ferrocarril que uniría la costa del Paraná con el Uruguay avanzaba a pasos agigantados, obra que quedaría culminada definitivamente con la puesta en funcionamiento del tercer y último tramo, Rosario del Tala a Concepción del Uruguay. 

Primera Estación de Basavilbaso. En 1921 se traslada a su actual ubicación.



Un Decreto del Gobierno de la Provincia de Entre Ríos, fechado el día 30 de Junio reza, que habiendo comunicado los señores Lucas González y Cía. (sociedad privada, encargada de la construcción) que las obras y las vías de la tercera sección estaban finalizadas, el gobernador Clemente Basavilbaso acuerda comisionar al Presidente del Directorio del Ferro Carril C. Entre -Riano, Ingeniero H. Issouribehere para que reciba de los constructores dicha sección- en otras palabras, finalizado el trabajo de la empresa, el ramal queda bajo la órbita del estado provincial. 

La denominación de nuestra estación, será en honor al primer magistrado de Entre Ríos, usanza de la época de bautizar con los nombres de los funcionarios a parajes, plazas, edificaciones y poblados. La crisis económica hacia 1890 provoca como consecuencia que el estado provincial no pueda hacerse cargo de la manutención del ferrocarril y pase a manos de los tenedores de bonos, capitales ingleses.

La Estación, cual posta, era donde el tren detenía su marcha obligatoriamente para abastecer de agua y carbón a las locomotoras, estaba en contacto con otros puntos de la red férrea a través del telégrafo, y donde había un grupo de obreros ferroviarios, encargados de mantenimiento. 

Asignada a una categoría tercera, según datos obtenidos en el Presupuesto General de Gastos provincial para el año 1887, se consigna como personal un jefe telegrafista, cambistas, bomberos y peones de estación. Pausa obligada de los viajeros, combinaciones hacia otros destinos, largas esperas, llegada de materiales de todo tipo, paseo público, descargas, trasbordo, talleres, todos estos elementos se conjugaban en el acontecer diario de la industria férrea, y no faltaban los hurtos de mercaderías del galpón de depósito (hoy museo regional)-.

Era el único medio de sacar la producción con destino a otros centros, el fruto de las cosechas de la zona era transportada hacia el puerto de Concepción del Uruguay y posteriormente hacia Buenos Aires. 

Las comunidades surgidas a la vera de las paralelas de acero, como Basavilbaso (fines del Siglo XIX), tuvieron un poblamiento paulatino, el ferrocarril como dinamizador, no hay plaza central, sí plazoletas y las instituciones gubernamentales se encuentran diseminadas en distintos barrios, la población ubicada separada por las vías, no hay un patrono único para la comunidad. 

A manera de ejemplo, para la comprensión del concepto de fundación pensemos en las ciudades fundadas por españoles (planificadas) hacia fines del Siglo XVIII, como Gualeguay, Gualeguaychú, o Concepción del Uruguay, donde si se estableció una plaza central y las principales instituciones se situaban a su alrededor, el cabildo, la iglesia, la casa de las autoridades; el trazado era en forma de cuadrícula a manera de tablero de damas, con una fecha de fundación, un personaje legendario, un acta y un patrono del santoral religioso. 

¿A quiénes pertenecieron estas tierras? Gran parte del territorio de la zona perteneció al erario público. La propiedad de algunas de las tierras pasó del gobierno provincial, o sea de ser tierras fiscales, a mano de jefes del ejército de Urquiza, entre ellos Apolinario Almada (en menor medida) y Manuel Basavilbaso (mayor cantidad de hectáreas); si bien se consignan como adquiridas, es prácticamente un secreto a voces, tomada como hipótesis, que fueron cedidas por su desempeño militar y como retribución por sus servicios, por el caudillo entrerriano.

Algunas familias criollas estaban asentadas en la zona, y como no aprovechaban todo el potencial que el terruño ofrecía, quizás por su idiosincrasia, éstas se iban desprendiendo de sus posesiones en forma parcial, mediante la venta parcelas para asegurar su subsistencia, hasta que hacia fines del Siglo XIX son adquiridas por las empresas colonizadoras, primero La Agricultora y luego la Jewis Colonization Association. También hubo presencia de integrantes de pueblos originarios, quienes unieron su sangre a la criolla (mestizaje), datos aportados desde la tradición oral, contadas por sus descendientes.

Al inaugurarse en 1891 el el trazado Gualeguaychú-Villaguay, Basavilbaso se convertirá en un centro de confluencia de distintas líneas y punto neurálgico con proyección de futuro, elegido primeramente por la inmigración judía organizada que hizo su arribo hacia 1894, como por el posterior arribo espontáneo (migraciones internas) ocurrido principalmente durante las dos primeras décadas del Siglo XX. 

Los colonos tiñeron los campos de múltiples colores, sembrando avena, lino, cebada, trigo, alfalfa, maíz y girasol. En algunos años el panorama se tornaba desolador, cuando la langosta en pocos minutos dejaba los campos arrasados, y a familias enteras sumidas en la pobreza, con deudas, para una vez más volver a empezar.

El núcleo urbano fue creciendo, y es así como el periódico La Juventud, publicaba en agosto de 1910 que “…Es tal la avalancha de gente, que disputándose el trabajo honesto, llegan a Basavilbaso y se encuentran en la imposibilidad de ubicarse…” haciendo mención a que la mayoría de los terrenos estaban en manos de la empresa colonizadora y que esto era un obstáculo para nuevos establecimientos. 

Dicha empresa venderá algunos lotes y cederá otros (consignadas como venta, pero con un precio simbólico) con destino a instituciones locales, escuelas, iglesias, biblioteca, clubes deportivos. También el artículo hace referencia a que por entonces había en la comarca “.. más de 35 casas edificadas, y en construcción, no menos de nueve fincas, estando representados casi todos los ramos de la industria y del comercio que encuentra fácil y ventajosa salida de sus productos”.(2)

Un mosaico de razas nos dio la vida, cada grupo humano trajo consigo su modo pensar y ver el mundo, sus expectativas, temores, sacrificios y sueños; la diversidad cultural ha sido nuestra marca a fuego como localidad.

Prof. Silvina Alejandra Pérez.
1-Ordenanza Nº41/1974- Archivo Municipalidad de Basavilbaso.
2-La Juventud. Periódico. C. del Uruguay. Hemeroteca Casa del Sr. Delio Panizza- 20 de agosto de 2010-.